Leyendo un reportaje en el diario El País a John Le Carré, en una de las tantas preguntas que se le efectúan él rememora una cita: "la hipocresía es el peaje que el vicio le paga a la virtud", adjudicándosela a La Rochefoucauld. Una expresión parecida - siendo universitario- la había leído concedida a J.Paul Sartre, "la hipocresía, ese homenaje del vicio a la virtud". No puedo dejar de pensar en nuestro país y ver cuantos peajes, o cuantos homenajes se rinden. Estamos gobernados por hipócritas e hipócrita es la sociedad en su mayoría; mientras que el statu quo de cada individuo - o clase social - no se altere, todo "está bien".
Sigo leyendo, y cito:
"En nombre del patriotismo puedes conseguir mucho si eres político. No digamos ya del miedo al caos. El truco para gobernar un gran país es convertirlo en víctima. Ya sea con ocasión del las torres gemelas o la amenaza chechena. Inventamos a los enemigos que necesitamos".
Me pregunto, ¿por casa còmo andamos? A cada rato, ya sea gobernantes nacionales, provinciales, municipales, políticos en general, gremialistas, o empresarios, utilizan las mismas premisas. La victimización, o crear algún enemigo para desviar la atención de sus desaguisados, malas artes o incompetencia; ni qué decir sobre la obtención de dádivas, favores, o enriquecimientos sorpresivos.
Retomo el reportaje. Hablando de lo que significó Stanlin: "Cuando fui a Alemania por primera vez a finales de los cuarenta aun olía a muerte. No entendía cómo habían sido capaces. Luego, ya de mayor, me di cuenta de cada país tiene su barbarie. Y que la barbarie no es un atributo solo de los hombres poderosos. Es consecuencia de la mediocridad. Gente normal haciendo cosas horribles".
Y aquí estamos, con mediocres gobernando, legislando e impartiendo justicia. Con una educación mediocre y todo aquello que trae aparejado. ¿Acaso estaremos incubando esa barbarie, que el día menos pensado nos lleve a nuestra aniquilación como sociedad? Y tal vez, no nos reconoceremos como pares.
Sólo por leer un reportaje me encontré envuelto en un cúmulo de pensamientos. La mente tiene un capacidad extraordinaria para hacer asociaciones diversas...
Nota:
Una pequeña referencia a John Le Carré y su obra.
Lo primero que leí fue El Topo, con su personaje principal George Smiley. Terminó siendo luego una trilogía con: El honorable colegial y La gente de Smiley. Y todas devinieron en películas para televisión realizadas por la BBC, El topo (Tinker, Tailor, Soldier, Spy) y La gente de Smiley (Smiley's People), con el genial Sir Alec Guinness en el papel de Smiley.
Otra novela que leí, El espía que surgió del frío, sucedió que años después me encontré en un canal de cable con la película homónima, en blanco y negro y con un Richard Burton joven (1965).
Otras novelas llevadas al cine fueron: La casa Rusia, con Sean Connery y Michelle Pfeiffer. El jardinero fiel, con Ralph Fiennes y Rachel Weisz.