fractal

26/3/09

Cozumel

Cozumel - Méjico - 2011

Ya se habían hecho todas las inmersiones programadas con el grupo de buceo.

Era tiempo de descansar y salir a divertirse con el grupo. Terminó siendo una noche regular. El problema eran sus pensamientos. Esos que lo acuciaban cada vez, dejándole una sensación de vacío.

Sabía que estaba vivo. Su cuerpo lo estaba con ansias, deseos. Pero algo le estaba faltando.

Volvieron a la hostería, ella y él.

Aquí estaba ahora, luego de esa pequeña muerte indicándole la existencia de su cuerpo, muy a su pesar. Aunque su mente lo negara.

Las horas discurrieron, trató de disfrutar del leve sonido de la respiración de ella y sentir cómo se acompasaba con sus pensamientos. Era una buena compañera. No sólo de buceo, tal vez de vida. Pero ya no lo sabría.

Llegada la hora. Se levantó sigilosamente. Le escribió una nota, avisándole que iba efectuar una última inmersión. Tomó el bolso con el equipo, la miró por última vez, intentando llenar sus ojos con su imagen. Salió.

Se dirigió al bar-comedor, había pocos empleados. Era temprano, el viaje al sitio de buceo sería largo. No se sentó, ingirió de pie un jugo y una taza de café, tomando también algunas frutas.

Salió del hospedaje, al llegar al embarcadero divisó al máster de buceo, saludándolo y a los otros buceadores, esta vez desconocidos.

El barco partió. Habló poco, tratando de no hacerse notar. Iba armando el equipo, probando todo con mecánica rutina.

Llegados al sitio de inmersión, las recomendaciones finales de rigor.

Lo bueno fue que eran números impares de buceadores, por lo que una de las parejas, no sería tal, sino un trío. Siendo ya conocido por el máster, logró ser el último hombre.

Se fueron lanzando uno a uno. Dio una postrera mirada alrededor, el sol casi en su cenit, el cielo azul. Se sumergió.

Cómo siempre la ingravidez del mar, lo sosegó. Efectuó las señales correspondientes al máster y fueron sumergiéndose cada vez más.

De a poco se fue rezagando, tratando de consumir más aire de lo normal. Al llegar a la zona de las grandes corrientes – cerca de los abismos – pudo disfrutar del dejarse llevar sin moverse, con muy leves movimientos del cuerpo, como si estuviese en una cinta transportadora. Terminada la diversión, comenzó la inmersión más profunda, perdiendo de vista a los demás buzos.

El manómetro ya estaba indicando, que aire del cilindro estaba en la zona de reserva - no retorno. El profundímetro marcaba 40 metros, ya estaba solo. Comenzó a respirar más lento y forzado. Cerca de los 45 metros, reserva a cero. La asfixia.

Un nombre le vino a la mente, antes de la inconsciencia: “Agnes"


Buenos Aires – marzo 2009

© Artus Jorguín


Nota: Mi agradeciemiento a Julia por haberme ayudado a destrabar una frase y a Sura, por haber soportado la diferentes versiones e inducirme a escribir.


20/3/09

Haiku - Té

Todo se debe a Miss Fiamma y nuestra afición al té.

una taza de té, rota,
sobreviene - en otoño -
un desasosiego.

13/3/09

Poner actitud

Erica me ha concedido el Premio Lemonade Award, otorgado a blogs con actitud.







¡ Gracias Erica !



Cómo ya le hice saber, el mismo me lo otorgó porque es una damita especial. Compartimos el amor por el cine y los libros.
Lo más interesante son las personas que me acompañan en dicha ocasión. Tres damas inteligentes y con vibraciones especiales.
Julia, que nos narra buenas historias, divirtiéndonos, haciéndonos pensar y rever nuestras ideas.
Verónica, con su memoria remota selectiva e hiperactividad neural no diagnosticada, nos hace trabajar el cerebro y plantearnos otros puntos de vista.
Talita, dándonos a conocer otras culturas y etnias; y parte de sus “aventuras" en la vida.

Gracias, nuevamente. Un gran beso y abrazo.

P.D.: ¡A vivir despeinados!



7/3/09

Haiku

Espero que no me vengan a buscar de la embajada del Japón

un trueno.
entre los árboles,

el grillo deja de cantar.



Variación

un trueno.
el grillo,

deja de cantar
.