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10/4/09

Madre - In memoriam

In Memoriam
I Wage not any Feud with Death


Yo no negocio ningún feudo con la muerte,
Por los cambios provocados en forma y mente;
Ninguna vida menor que abraza la tierra
Se cruzará con él, ni a mi fe le dará guerra.


El eterno proceso avanza,
De estado a estado el espíritu pasa;

Estos son apenas los tallos destrozados,

O las ruinas de una crisálida.


No culpo a la Muerte, pues ella desnuda
El uso de la virtud en el planeta:

Yo sé que aquel valor humano

Brillará intensamente en otro lado.


Pero esto sólo la Muerte me provoca:
La ira que se asienta en mi corazón;

Ella distancia de tal modo los cuerpos

Que a nuestros oidos no llega ningún lamento.


Lord Alfred Tennyson (1809-1892)


Otoño

Sobre su nueva y brillante tumba
Las hojas de otoño están cayendo,
Donde la hierba alta se inclina oyendo
El murmullo incesante de las olas.

Anciano otoño, estoy aquí
Con mis espigas en cada mano;
Pronuncia la palabra del olvido,
Sólo el reposo parece bueno para mi.
El pájaro habita en la escarpada aurora,
La alondra traza el aire en silencio,

La abeja danza entre las campanas del brezo

Que ocultan a mi bella Señora.


El venado salvaje sobre su pecho con frialdad,

Las aves silvestres elevan sus alas calientes;

Y Ella a todos les sonríe indiferente,

¡La han dejado sola en su soledad.

Supuse que cuando el oscuro muro de su tumba
Retuvo su delicada y femenina forma,

Nadie evocaría la dicha que recorta

La Luz efímera de la alegría.


Pensaron que la ola de la tristeza pasaría

Sin dejar huellas en los años futuros;

¿Pero dónde están ahora todas las angustias?

¿Y dónde aquellas lágrimas?


Deja que luchen por el honor del aliento,

O por el placer sombrío y fuerte,

El morador de la Tierra de la Muerte

Es inconstante e indiferente también.


Y si sus ojos han de observar y llorar

Hasta que la fuente del dolor se seque,

Ella no retornará -de su tranquilo sueño-

Ni devolverá nuestros vanos suspiros.


Sopla, viento del oeste, sobre el árido túmulo:

¡Murmuren, arroyos del verano!

No hay necesidad de otros sonidos
Para custodiar a mi dama en su descanso.
Emily Brontë (1818-1848)


Ya hace mas de 10 años de su fallecimiento, pero es como si hubiera sido ayer. Debo dejar ir el dolor. Este es mi homenaje. Encontrar en las palabras de otros, lo que hubiera querido escribir. No es lo mejor, pero como suele suceder, estoy sin palabras, sólo emociones. Tal vez debería pensar que me ha dado una última lección. Encarar la muerte con dignidad, valor, y en cierta forma, serena.
Aquí mi pequeño acto; un 10 de abril mi Madre falleció. Hoy me despido - de algún modo - tratando de asimilar lo acontecido y que el recuerdo sea tristemente dulce.






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